Cada amanecer destruyo con furia las lanzas
que protegen
mi rostro de tu beso.
que protegen
mi rostro de tu beso.
Decenas y decenas trozo a cada instante
para que este no sea
campo de puyas.
para que este no sea
campo de puyas.
Solo quiero q tu aliento se desplace,
se deslice por mis desoladas mejillas,
penetre por los surcos de estos arrugados campos
en los que solo yo
a lo lejos te percibo.
Después que pase el día me confesarás
que retozas en mi cara
cada vez q me besas.
Entonces gozarás revolcándote ya
en los pastos que renacen.
en los pastos que renacen.
Aún así, no habré de afeitarme hasta mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario