Maquillada y lúcida.
Un columpio es el péndulo
que marca el compás
de la ingravidez en tu simetría.
Cómoda estas en los recovecos del vacío
cuando a el apuestas
una y otra vez
para llegar y volver de unos brazos
que ahora te reciben
y al instante te lanzan
de vuelta a la precisión.
Dos luces, mil ojos te siguen
de la banca de asombros.
Desde tu mano tendida de saludo,
a través de la acrobacia,
hasta la pose final...
...Aplausos...
...Yo me empino a mirar el lunar en tu espalda...
Muy bueno
ResponderEliminarBellisimo
ResponderEliminarGenialidad hasta la sepultura! Un buen final.
ResponderEliminarMuy tierno
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